sábado, 16 de febrero de 2013

En mis restos

Devuélveme a quién yo solía ser.

¿No te pasa a ti también? Cuando algo no va bien siento un escalofrío. No es un escalofrío normal como el que produce tu cuerpo para mantenerse caliente, ni el que ocurre cuando un objeto desconocido roza tu espalda desnuda. Es como si perdieras presión en la cabina, como si te separan por una milésima de segundo del mundo real, como si alguien te susurrara que tuvieras un cuidado especial, que midieras tus palabras, tus actos, y que pasara lo que pasara, meditaras acerca de ello. Y últimamente esto me ocurre con frecuencia, puede acontecer mientras leo una carta, escucho una conversación o empiezo a reproducir una canción. Puedes llamarlo sexto sentido o sentido arácnido, pero el hecho es que, está ahí. Y me cuestiono si sólo me ocurre a mí o también es común a todos los demás. 
La necesidad de tenerme en sobre aviso se me hace, lo menos, extraña. ¿Sería posible que pudiera existir alguna fuerza o alguna especie de genio que quisiera simplemente protegerme? ¿Es eso lo que siento?. Nada más es necesario que mantenerme en una situación de tensión para comprobar que lo que digo no es ninguna estupidez. Mantener las cosas en silencio se me ha hecho duro en los últimos días, que me haya encontrado algo fuera de lugar tratando de mantenerme en mi línea. Pero algunos lo han notado, en especial, yo mismo, el cual quiere dejar libre ese silencio aunque sólo sea por unos minutos. Pero son esas sacudidas las que me lo impiden.
No es que deje de hacer cosas por las advertencias, sin embargo hace que todo se me haga muy relativo. Cada vez que lo siento, hace que gire la cabeza y mire a mi alrededor, como tratando de encontrar algo que le encuentre el sentido, y casi siempre creo encontrarlo; creo ver el problema ahí, mirándome fijamente, riéndose de mi situación, tan triste como paradójica. 
Tengo miedo de que los escalofríos puedan afectar a la forma de controlar mis sentimientos. Que me hagan sentir cosas que en realidad no siento, como sentirme desgraciado cuando en realidad soy inmensamente feliz. Que me hagan no sentir afecto por alguien cuando en realidad sí que lo siento. Pero, ¿por que necesito oponerme a esas advertencias?. Suponiendo que todo sea cierto, y que nada sea una invención mía, si ocurre debe ser por algún motivo lógico, pero ¿y si sin quererlo me estoy engañando, como tantas veces ha ocurrido? ¿Como vas a conocer la verdad si eres tú mismo el que te la oculta?. Después de masticar el problema durante los segundos suficientes creo que encontré que es lo que produce mi sensación. Fue justo después de darme cuenta que mi problema se extendía más allá de mis sueños, en los cuales lo vi con claridad, en mis restos, en lo que a día de hoy queda de mí, de lo que yo era. No estaba completamente loco.

Mi subconsciente sabe cosas que yo no sé, y yo sólo sé lo que sé.

Ese es el dilema: mi subconsciente hace que el amor se me haga tan relativo, hace que no sea capaz de tener fé en las personas de mi alrededor, que dude de mis actos y que me pregunte si ser yo es hacer lo correcto. Que, triste y apenadamente, me haga dudar si después de todo, te he encontrado o no. No quiero ser yo el único que entiende que estoy dudando de mí mismo. Alguien me avisa de que las cosas van mal, pero nunca sé cuando marchan perfectamente bien, y quizá sea porque nunca lo hacen.

Seguro que a ti también te pasa.

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