Otra vez me dirijo a ti, para contarte mis memorias y pedirte consejo, querido "ángel". Es una pena llegar a pensar que con el tiempo hayamos perdido esta buena constumbre, pero presiento que pronto la recuperaremos, y todo volverá a ser com antes, cuando yo era un chaval inocente que no entendía ni sabía nada del mundo de ahí fuera. Sin embargo ahora me veo en tu reflejo y me adoro por estar alcanzando mi meta. Aunque bien sabes que aun me queda mucho para combatir al abismo y no llorar por la palabra del pueblo. Pues esta es una de aquellas veces, aquellas veces en las que vago por un sueño, sin rumbo, pero con los ojos siempre fijos en la luz, esa luz, brillante, como me gustaría llegar a ella y abrazarla. Sí, sería genial, pero sólo es un oscuro sueño que queda muy lejos de aquí. ¿Me arriésgaré una vez más a seguir a mi corazón o deberé hacer lo correcto? Aquella luz es feliz allí, y yo soy feliz observándola así, ¿por qué codiciarla? Es asquerosamente egoísta por mi parte, pero parece tan cercana... Cada vez que la siento cerca, me siento especial, otra persona, como si esa luz se hubiera propagado por todo mi alrededor. Ya me conozco desde hace 14 años, y aún me sigo sorprendiendo de mí mismo. ¿Cuando me enseñarás a desterrar este sentimiento? Es muy bontio, pero tambien duro, y tengo miedo. No quiero apagar ninguna luz más. No me importa consumirme de nuevo en la prisión del placer si con ello no corrompo la felicidad ajena. Sí, "ángel", siempre dices que sólo me preocupe de mí mismo, pero... todo esto... Sé que comparado a loq ue tú vives día a día es una solemne estupidez. No tengo remedio, Sigo basándome sin sentido en los diversos ritmos de la lírica, creyendo que un sentimiento de tristeza, soledad, satisfacción o placer, lo podrán modificar unas cuantas canciones cantadas hacia mis adentros.
Sigo adelante hacia la luz de mi verdad, veo como a mi paso todo acabará, al despertar...
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