Recuerdos que quedan atrapados en lo más profundo de un pozo, de dónde nadie los puede sacar, derritiéndose hasta su origen. El emblema de un ayer, perdido en las memorias de cientos de personas, que luchan para que no decaigan. ¿Nunca te has detenido a pensar "me encanta este momento, no quiero que esto termine nunca"? Es una sensación genial, cosas que siempre se terminan, que acaban, que son fugaces y quizá por eso son tan sumamente geniales. Intentar recuperarlas o volver a vivirlas es una motivación más para alcanzar una meta común. Es algo, que poco a poco nos hace más fuertes, y nos ayuda a conseguir el objetivo que desde un principio merecíamos. Hoy día echo de menos tantas cosas, que ni creo que existan, pero poco a poco voy sumando puntos y ganando más, y lucho por creer que no es así.
Bailando cuando las estrellas se juntan con el cielo para volverse azules, tanto cómo los ojos de personas que nos observan en nuestro día a día por muy lejos que se encuentren. Una playa desierta o una habitación de hotel, sólo para la intimidad y complicidad que en poco tiempo se forjó en lo más profundo de nuestro interior, dando lugar a otro momento más para guardar en el álbum de nuestra historia. Caminos separados que tarde o temprano vovelrán a unirse, porque realmente nunca se separaron.